Hoy vamos a recordar que hace 8 años nuestros nuestros corazones se rompieron por la mañana temprano, casi a la vez que 191 almas volaban hacía el Cielo, y más de 1800 personas eran heridas por la cruel barbarie humana.
Hay dos hechos, en mi opinión, en nuestra historia reciente, que nos han unido a los españoles más que otros. Los atentados de los trenes en Madrid ha sido uno de ellos, en esta ocasión por la tristeza de ver cercenadas, de golpe, muchas vidas inocentes cuyo único delito en ese momento era desplazarse al lugar de trabajo o de estudio.
Podíamos haber sido cualquiera de nosotros. Era inevitable, en aquellos momentos, pensar en cualquier compañero, amigo, familiar, si estaría bien, si habría llegado a su destino, o si, por desgracia, habría viajado en alguno de esos trenes de la muerte.
No, hoy no vamos a hablar de viajes. Sólo vamos a recordar, recordar a esas víctimas, y aprovechar también para recordar a todos los que han caído como consecuencia de la locura del ser humano, el más inteligente de los seres que habitan este planeta, pero también el más cruel.
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