Se caracteriza por sus diferentes arcos y cuevas, distinguibles a pie de playa únicamente durante la bajamar. En ese momento puede accederse a un largo arenal delimitado por una pared de pizarra y esquisto con formas caprichosas formadas por la erosión: Arcos de más de treinta metros de altura, grutas de decenas de metros, pasillos de arena entre grandes rocas.
Con la pleamar se puede ver la playa recorriendo los acantilados por su parte alta, en dirección Oeste-Este, hacia la playa de Esteiro, para luego verla con la bajamar, y apreciar la magnitud de los acantilados, y la evolución de las cuevas marinas, a las que no se puede entrar cuando sube la marea.
Cuando se producen las "mareas vivas", momento en que el mar sube y baja de una forma más acusada que lo normal, se puede llegar a acceder andando a las playas vecinas, pero se ha de tener mucho cuidado, ya que el nivel del mar sube rápidamente, al tratarse de un tramos de costa casi horizontal. De todas formas, suele haber socorristas que nos previenen para evitar males mayores... Pero toda precaución es buena.
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